Yo tenía un calentón que no tuve más remedio que masturbarme pensando en ella nada más llegar a casa, y ella sabía que iba a hacerlo.
Por la noche, salí con mis tíos y sus amigos, entre ellos Marina, con un vestido blanco que resaltaba todo el moreno tomado durante el día, eran las dos de la madrugada, y los maridos sólo pensaban en irse a casa a jugar a las cartas. Yo iba a seguir de juerga, y Marina volvía a discutir con su marido, porque quería seguir bailando. Él con unas copas de más, añadió que se quedara conmigo al verme que bailaba con unas amigas.
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