miércoles, 8 de julio de 2009

jovencitas naturales

Casi me duermo… bueno, sí, me dormí un rato arrullada por los sonidos del bar, con el teléfono en la almohada y mi oreja pegada intentando percibir algo. Me desperté sobresaltada, el silencio era total, parecía que el bar estuviese cerrado, pero mi marido no estaba a mi lado. Apreté más el auricular a mi oído y escuché con más atención. Creí oír un gemido, sí, era un gemido y la voz de mi marido de fondo que decía: ¿Así, te gusta así?.

No lo pensé dos veces y saltando de la cama tal como iba bajé al bar. Entré por el almacén, sin hacer ruido, y los vi. Estaban detrás de la barra, desnudos, tumbados sobre la tarima del suelo, en posición invertida. Mi marido le comía el coño mientras la muy puta se zampaba su polla. Sus gritos y gemidos me apuñalaban.

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